Cómics
Justicia ciega
Chinatown, primer arco argumental de la flamante serie de Daredevil, editado por Marvel-Ovni Press, bajo las impresiones de Mariano Sicart.
La rica historia editorial de ‘el hombre sin miedo’, creado en 1964 por Stan Lee y Bill Everett, viene a confirmar aquel viejo axioma que reza que no hay personajes buenos y otros malos, solo guionistas -y dibujantes- buenos o malos. Los sucesivos aportes de grandes creadores a lo largo del tiempo vienen a confirmar, no obstante, cierta riqueza de matices en Matt Murdock y su entorno, que lo hacen plausible de múltiples y potables abordajes. Desde el inicio de la serie televisiva de Marvel-Netflix, en 2015, el justiciero goza de un gran pico de popularidad, para el grueso del público ajeno al medio impreso, claro está, pero, ¿qué onda el flamante relanzamiento en los comics?
Tras la premiada y exitosa etapa del guionista Mark Waid al frente del título, que se prolongó por dos colecciones, cuya principal característica fue volver a enraizarlo con el perfil superheroico, alejándolo un poco del entorno urbano y oscuro en el que también supo brillar no hace muchos años, de la mano de otros autores, lo cierto es que la vara a nivel artístico había quedado demasiado alta. Llegaron entonces el irregular escritor Charles Soulé (She-Hulk, Red Lanterns), que cuenta con el plus de ser abogado part-time cuando no se dedica a los comics, y el -hasta acá- apenas correcto dibujante Ron Garney (Wolverine, Hulk) a insuflarle nueva vida al título que arrancó con un nuevo número uno en Diciembre de 2015.
Los alegatos
Señores del jurado, público en general, es mi deber informarles que antes de abocarnos al análisis de la publicación del cieguito, se hace preciso dar cuenta de ciertas ‘licencias argumentales’ que el nuevo equipo creativo se ha tomado, pudiendo éstas no ser del agrado de todos ustedes. A saber, imitando aquella vieja movida que la competencia, léase DC Comics, supo llevar a cabo allá por 2006, titulada One Year Later, donde la continuidad saltaba 365 días hacia adelante, en esta oportunidad los hechos que se narran tienen lugar ocho meses después del final de la etapa anterior del personaje. Este replanteo se enmarca en la línea All-New All-Different Marvel, que afectó sobremanera a DD.
En ese lapso temporal, y sin que en estos primeros cinco números se muestren nada más que indicios muy generales acerca del cómo o por qué, los residentes del universo Marvel, ya sea el ciudadano de a pie o gente de la comunidad superheroica, ignoran la verdadera identidad del vigilante. Algo que durante más de diez años era un secreto a voces para todos, y que Waid supo manejar con cierto estilo, cabe acotar, como recurso humorístico, gracias a Brian Michael Bendis, ahora no va más. Solo al buen amigo Foggy Nelson, Matt le ha permitido mantener el recuerdo, y el exsocio del buffet de abogacía no está muy contento con ello.
El otro cambio sustancial tiene que ver con el contexto, Los Angeles deja de ser el lugar donde transcurre la acción, puesto que el abogado vuelve a New York, pero como Asistente de Fiscal de Distrito, lo que inhabilita a ‘Nelson y Murdock’. Lejos de ser un inicio prometedor, Matt no tiene ni una oficina siquiera, lo ubican en el hueco de un viejo ascensor y le dan casos de descarte, pero él está dispuesto a probarse a sí mismo. Otro que está en período de prueba es Blindspot, un aspirante a héroe oriundo del barrio chino que Daredevil -con nuevo uniforme rojo y negro- está entrenando, y del cuál, tanto él como nosotros, sabemos poco y nada.
Si todo esto no les molesta, podemos seguir adelante con la lectura.
Las pruebas
La historia gira en torno a un nuevo señor del crimen, con sede en una iglesia del barrio chino. Tenfingers es un exacólito del culto The Hand, que les ha robado cierta clase de poder que emplea en su beneficio, aprovechándose de los miles de inmigrantes ilegales chinos que llegan al país del norte en busca de un nuevo futuro. El tipo luce parecido a un Mano con rasgos orientales, lo que prueba que Soulé leyó El Eternauta. Al margen de este dato de color, lo cierto es que su plan prácticamente no tiene fisuras. Dueño de un creciente núcleo de seguidores, quiere reconocimiento federal para su religión, al mismo tiempo que maneja el accionar delictivo de ciertas bandas del centro.
Solo Daredevil y Blindspot se interponen en su camino, éste último por motivos de índole personal. Y Matt Murdock, en el primer caso que le asignan, con un delincuente de una de sus bandas, arrepentido, que pretende declarar contra el criminal para obtener una victoria en los estrados. Este punto de partida no es nada del otro mundo, pero está bien llevado, sumando algo de suspenso, y logradas escenas de acción que tienen un propósito narrativo que va más allá de llenar la cuota de páginas destinadas a ese fin. Así, los hechos se suceden hasta llegar a un final no del todo feliz para Matthew.
Va siendo momento de destacar el verdadero punto fuerte de esta propuesta, los dibujos de Ron Garney. Y el color de Matt Milla. La faz gráfica de este comic bien vale su precio. El salto de calidad que demuestra el lapicista en relación a otras obras previas es enorme. Muchos críticos, incluso, han emparentado su trabajo con la etapa Frank Miller-Klaus Janson del defensor carmesí. ¿Elogio exagerado? En absoluto, dibujo y color se complementan de manera sublime. Ver para creer.
El veredicto
Cuestionada por algunos comiqueros, defendida por otros, la quinta colección del paladín de Hell´s Kitchen está bien. En apenas cinco números, extensión acorde, el tándem Soulé-Garney ha demostrado estar a la altura de la rica historia del abogado, con una trama llevadera, entretenida, y de fuerte impacto visual. Se le podrá objetar que hubiese funcionado mejor con un villano conocido, pero esa opción implicaba hacer la fácil, no tomar riesgos, y es saludable la alternativa seleccionada. En tal sentido, ‘Diez Dedos’ tiene el suficiente carisma para convertirse en un gran antagonista a futuro.
Algo parecido ocurre con Blindspot, ya que si bien hemos visto en más de una oportunidad a Matt trabajar en conjunto con otros superhéroes, esta vez el rol que juega es de mentor. La charla reveladora con Foggy al respecto, en el primer número, deja entrever que Murdock le tiene fe al pibe, aunque las lecciones a las que lo somete sean duras de sobrellevar. Probablemente a más de uno puede molestar que de la noche a la mañana el héroe tenga un sidekick, pero a esta misma gente le recomiendo leer antes de opinar. Seguramente, van a sorprenderse gratamente. El personaje está bien introducido y la relación entre ambos presenta más de un giro interesante conforme avanza la trama.
Párrafo aparte merece la utilización de Steve Rogers en el cuarto número. El ahora avejentado ícono norteamericano tiene un rol menor en el relato, pero está perfectamente aprovechado por el guionista, quién le reserva unos logrados diálogos, que suscitan no pocas dudas en ciertas elecciones tomadas durante el último tiempo por el protagonista. Lo que se dice, un detalle que suma.
Las dudas a futuro tendrán que ver con la forma en que los creadores balancean los diferentes aspectos de la vida del guardián neoyorquino, esto es, su faz laboral y sus aventuras nocturnas. De momento, la serie cumple lo que promete, y tiene un gran potencial. Daredevil está en buenas manos. Ha lugar. Amigos de Ovni Press, que no se corte esta vez.
