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Finales de temporada: Tercera Parte

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Finales de temporada: Tercera Parte

El año en materia de seriales televisivos bajo la atenta mirada de Mariano Sicart.

Arrow (CW): Código flecha rota

De mayor a menor. Los veintitrés episodios de los que se compuso la tercera temporada de la serie del arquero esmeralda prometían bastante más de lo que terminaron entregando. Y es que el misterio de la muerte de Sarah Lance, alias Canario Negro (Caity Lotz), sirvió para presentar a la Liga de los Asesinos en el entorno del vigilante de Starling City. Si bien la influencia de Ra’ s Al Ghul (Matt Nable) se insinuaba desde los momentos previos al terremoto, siendo el gestor de la tecnología que lo produjo a través del pérfido Malcom Merlyn (John Barrowman), lo cierto es que su aparición se dio recién ahora. Y con él, vinieron más problemas que soluciones. Fue interesante aquel épico enfrentamiento en Nanda Parbat que acabó mal para Oliver Queen (Stephen Amell), pero sobre el último capítulo, la forma en que el villano fue derrotado, desde lo argumental terminó siendo totalmente forzada. Anticlimática, incluso.

Alguien debería informar a los productores que el personaje que adaptan tiene casi 75 años de historia a sus espaldas, apenas algo menos que Batman, a quien tanto pretenden emular. Ese marco oscuro que funcionaba bien durante las primeras dos temporadas, ahora no cierra. El caso de los flashbacks, por ejemplo, cuyo desarrollo este año no estuvo a la altura. Por lo demás, la realización técnica sigue siendo impecable, y el nivel actoral, tan desparejo como siempre. La incorporación de Ray Palmer, Atom (Brandon Routh), pudo haber sido mejor aprovechada, la trama de Brick (Vinnie Jones) daba para más, al igual que el plot de la identidad pública del justiciero. En síntesis, algunas ideas acertadas, otras no tanto. La mayoría, mal ejecutadas. Habrá que levantar la puntería.

Person Of Interest (CBS): La rebelión de las Máquinas

 

Renovarse es vivir. Tal es la consigna de esta serie creada por Jonathan Nolan que desde su inicio, allá por Septiembre de 2011, ha ido cambiando su propuesta en las sucesivas  temporadas, sobre la marcha, agregando diversas subtramas y nuevos personajes, reinventándose de modo genial cada vez. La dualidad ha sido el eje temático de estos veintidós episodios. Dos inteligencias artificiales, ‘The Machine’, creada por Harold Finch (Michael Emerson) y cedida al gobierno de EE.UU. para prevenir actos de terrorismo, y ‘Samaritan’, su homóloga y contracara, paso siguiente en la evolución de las I.A., en pugna por su propia supervivencia para diversos fines, con el destino del mundo conocido en juego. Una guerra secreta sin cuartel entre bandos bien definidos, donde hasta las dos formas del elemento criminal de New York serán reconfiguradas.

La tercera temporada había sido excelente. No iba a ser sencillo para los productores mantener la expectativa y los niveles de calidad, ni hablemos de superarlos. De hecho, no han logrado hacerlo. La serie tuvo sus grandes momentos, pero también, marcados altibajos. En lo formal, arrancó presentando las nuevas identidades de los personajes principales, John Reese (Jim Caviezel) como detective de narcóticos, Finch devenido en profesor universitario, Samantha ‘Root’ Groves (Amy Acker) con múltiples alías según la ocasión, y Sameen Shaw (Sarah Shahi) como empleada en una tienda de cosméticos. Después, los números a investigar, y varias sorpresas. El regreso de la detective Joss Carter (Taraji Henson), el final del mafioso Carl Elías (Enrico Colantoni), y la captura de Shaw. El final, como siempre, promete. Recomiendo y banco P.O.I. A morir.

The Blacklist (NBS): El Negociador

Desde que Raymond Reddington (James Spader), criminal internacional buscado por todas las agencias de inteligencia conocidas, se entregó al FBI poniendo como condición que solo iba a interactuar con la joven agente Elizabeth Keen (Megan Boone), ofreciendo entregar su propia lista de enemigos -y amigos- al gobierno de EE.UU., siempre que la captura de éstos se haga en el orden y los términos por él propuestos, sabíamos que el tipo tenía un interés oculto. Lo que quedó perfectamente claro en esta segunda temporada del envío, creado por Jon Bokenkamp en 2013, es que no es el único con una agenda secreta. ‘The Cabal’, una organización en las sombras a la que el particular Bon Vivant supo pertenecer, tiene un plan que involucra trastocar el orden económico, político, y social conocido. Desde Norteamérica al resto del mundo, obvio.

Por el lado de ‘Liz’, su vida personal va en caída libre. Ella culpa a Reddington de sus desgracias, pero hay un pasado oscuro común a ambos. Además, crecieron algunos personajes de apoyo, como el ambiguo Tom Keen (Ryan Eggold), el agente Donald Ressler (Diego Klattenhoff), o el asistente de director del grupo de tareas abocado a Reddington, Harold Cooper (Harry Lennix). Asimismo, cabe destacar a las figuras invitadas que desfilaron durante la temporada en diferentes roles: Mary-Louise Parker (Naomi Hyland), Peter Stormare (Berlín), Peter Fonda (Geoff Perl), Ron Perlman  (Luther Braxton), David Strathaim (El Director) y Lance Henriksen (Bill McCready). Un lujo. El capítulo de cierre amenaza trastocar invariablemente el status-quo propuesto en el comienzo del show. El ‘Fullcrum’ y el evento de 2017, suman incógnitas a futuro.

The Flash (CW): Máxima velocidad

 Apenas veintidós capítulos de la primera temporada del velocista escarlata, en su segunda traslación a la pantalla chica, dejan en el televidente comiquero esa rara sensación de estar ante algo único e irrepetible. Ya nos referimos oportunamente al poco acertado recurso argumental de utilizar la explosión del Acelerador de partículas de STAR Labs. para dar cuenta del origen de todos y cada uno de los metahumanos que se enfrentarán al protector de Central City, pero a la luz de los eventos acaecidos en el episodio final, hasta esa crítica pierde peso. Tener a Geoff Johnns entre los productores del envío, asegura respeto por la esencia misma del personaje, que es lo que verdaderamente importa a la hora de una adaptación fuera del medio.

Presentar al Reverse Flash (Tom Cavanagh) como némesis del alter ego de Barry Allen (Grant Gustin) fue una decisión acertada, a tal punto que hasta ha servido para aprovechar al máximo la habitual, y muchas veces cuestionable, movida del ‘villano de la semana’, empleada en este tipo de programas desde ‘Smallville’ en adelante. Asimismo, cabe destacar las buenas elecciones del casting para personificar a los miembros de la particular galería de enemigos del corredor carmesí: Captain Cold (Wentworth Miller), The Trickster (Mark Hammill), Heat Wave (Dominic Purcell), y Pied Piper (Andy Polilla), por destacar solo a los que han tenido mayor desarrollo. En los aspectos técnicos, la realización es de enorme calidad, y el nivel actoral de buen desempeño en general. Sobrados méritos para recomendar su visión, sean o no fans del personaje. ‘The Flash’ es una gran serie, con mucho futuro. No defrauda. Y va por más.

The Following (Fox): Atrápame si puedes

 La premisa prometía. Joe Caroll (James Purefoy), ex profesor universitario de Literatura especialista en la obra de Edgar Allan Poe devenido en asesino serial, dirigiendo desde la prisión a través de una red social a un grupo de psicópatas que esperaban sus órdenes para continuar la cruzada de asesinatos temáticos en homenaje al padre del cuento policial. En su camino se topará Ryan Hardy (Kevin Bacon), agente del FBI retirado que había logrado encarcelarlo, al que el Bureau recurre para volver a hacerlo cuando el criminal se fuga y reúne a sus seguidores. La primera temporada, emitida en 2013, fue un éxito. El interesante duelo actoral protagónico fue complementado con buenas labores de secundarios, con Mike Weston (Shawn Ashmore) a la cabeza, numerosas vueltas de tuerca en los guiones y una atmósfera de permanente suspenso.

La alarma se encendió a partir del segundo año, donde el nivel del programa decae notablemente al mismo tiempo que se empiezan a agregar numerosos ‘seguidores’ de Caroll, uno más peligroso que otro. Si bien algunos personajes eran interesantes, esa estrategia argumental dejaba muy en evidencia una alarmante falta de ideas a la hora de direccionar la trama original, el enfrentamiento entre el agente y el criminal, hacia un desenlace concreto. La tercera temporada, quince capítulos, fue más de lo mismo, con dos grandes amenazas a superar, el mentor de psicópatas Arthur Strauss (Gregg Henry), y el sacado hacker Theo Noble (Michael Ealy), su mejor alumno. De haber desarrollado el conflicto inicial en dos temporadas, la serie hubiese sido memorable. Los productores optaron por otro rumbo, que determinó un final abierto y su cancelación. Merecida.

 

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