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Una serie en la que lo esencial es la identificación que el espectador mantiene con la obra
La miniserie llego sin demasiado ruido a la plataforma de streaming con una ingeniosa y marketinera estructura narrativa. Está dividida en 10 episodios de 11 minutos en los que se propone retratar el proceso de duelo de una pareja tras el fin de su amor.
Entre los diversos análisis que se han hecho respecto al consumo de las plataformas de streaming por parte del público argentino, una verdad suele esgrimirse con bastante frecuencia: nos llaman poderosamente la atención las producciones españolas.
Como ejemplos solo basta mencionar algunas de las series estrenadas a lo largo de estos años a través de Netflix. “La casa de papel”, “Fariña”, “Elite”, “Las chicas del cable” o “Merlí” sin ir más lejos, se han mantenido en el top de consumo de nuestro país durante mucho tiempo.
Desde el pasado 29 de octubre “El tiempo que te doy”, una nueva producción en apariencias mucho menos importante que el resto, se sumo a la lista de la gran “N” sosteniéndose entre lo más visto hasta hace apenas unos días.
Las razones del éxito, en este caso hay que buscarlas más allá de su procedencia, en su inteligente y fresca estructura narrativa.
La serie creada por Pablo Santidrián, Pablo Fernández, Inés Pintor y Nadia de Santiago (que también la protagoniza) tiene una duración total de 110 minutos; un metraje acorde a los tiempos de una película.
En ella se nos cuenta el nacimiento y ocaso de la historia de amor de la pareja constituida por Lina (Nadia de Santiago) y Nico (Álvaro Cervantes). La primera se presenta inicialmente como moza para luego recibirse como enfermera, mientras que el segundo es un instructor de natación y buceo para ancianos, adultos y niños. Se conocen en el bar de la piscina donde ambos trabajan, ella terminando su turno y él a punto de iniciar su jornada bajo el mar.
Una historia cotidiana en la que el concepto del tiempo, tal y como indica su título, es fundamental. Ese planteamiento, sin dudas nos recuerda a quizás la mejor trilogía romántica de la historia del cine. “Antes del amanecer” (Before sunrise, 1995), “Antes del atardecer” (Before Sunset, 2004) y “Antes del anochecer” (Before midnight, 2013) sobrevuelan el relato durante toda su extensión.
Aquello que la aleja de la convencionalidad es la ingeniosa y marketinera decisión de dividirla en 10 episodios de 11 minutos.
El título de estos anticipan de algún modo el modo especial con el que se desarrollará la trama: “1 minuto de presente y 10 minutos de recuerdo”, es el título del primero, “2 minutos de presente y 9 minutos de recuerdo”, el del segundo. De esta forma la duración dedicada al presente irá aumentando progresivamente mientras que la destinada a los recuerdos decaerá de forma gradual para finalmente brindarnos “10 minutos de presente y 1 minuto de recuerdo” con su episodio final.
“El tiempo que te doy” es entonces una historia contada en dos tiempos: presente y pasado. El presente lo iremos evidenciando con mayor peso a medida que avancen los capítulos, pero se corresponde con lo que sucede tras la separación de la pareja. Asimismo, el pasado se presentará a modo de flashbacks retratando momentos claves de la relación.
Ese “minuto de presente” del capítulo inicial nos mostrará el fin de Lina y Nico como pareja tras diez años de relación y contrastará emocionalmente con aquellos diez idílicos minutos del pasado en el que se conocen.
A lo largo de los diez capítulos viajaremos hacia adelante y hacia atrás para compartir no solo los distintos estadíos de la relación sino el camino de crecimiento y superación personal de Lina. Mucho de la trama tiene que ver con la dificultad de esta por “soltar”, decir adiós y emprender una nueva etapa de su vida.
El personaje de Nadia de Santiago es, sin dudas, la voz principal del relato. La actriz es una vieja conocida del gigante del streaming – fue una de las protagonistas de ‘Las chicas del cable’- y aquí oficia también como guionista de la serie. Construye un personaje complejo y plagado de matices. Seguro, decidido y frágil al mismo tiempo, preso de un camino que está obligado a transitar.
La química con Álvaro Cervantes es genuina. Si bien es cierto que no hay grandes explosiones dramáticas, ambos consiguen conquistar desde la sencillez y la naturalidad. Abordan sus diálogos desde lo cotidiano, son fluidos y siempre se sienten cercanos.
En el debe podemos objetar un mayor desarrollo del personaje de “Nicolás” ya que más allá de que la trama está restringida al punto de vista de Lina, muchas de sus acciones (sobre todo esas que devienen en la ruptura) se sienten algo forzadas. Así y todo, son una extraordinaria pareja protagonista.
La cámara y el espectador son testigos de esta relación, y puede que este último incluso halle paralelismos entre la historia y su propia vida. Su experiencia puede compararse, aunque no sea del todo similar, con la de la pareja protagonista. Al fin y al cabo quien no se ha enamorado, separado o sufrido por amor.
Tal y como sucedía en la trilogía del director Richard Linklater, lo esencial es la identificación que el espectador mantiene con la obra y viceversa. Esa es una de las claves que explican el éxito de la serie. La historia de Lina y Nico es, porque no, también la de Jesse y Céline.
Como mencionábamos párrafos más arriba el “tiempo” está llamado a ser, desde lo emocional, otro de los grandes protagonistas de la serie. Hay un marcado respeto por el mismo, entendido no solo como un valor preciado que pretendemos que no se esfume sino como aquel que esperamos transcurra rápidamente con el fin de sanar las heridas.
De ese modo el duelo se irá construyendo con el correr de los capítulos, encontrando su cauce en la propia narrativa de la serie. Una de las ideas exploradas es la de que “el tiempo lo cura todo”, afirmación que puede explicarse con una de las frases mencionadas por Lina: “superar un duelo consiste en pensar en esa persona un minuto menos cada día”.
La correcta armonía de los bloques temporales propuestos es otro de los puntos álgidos de la serie. Una vez definidos, son enteros en cada uno de los episodios, es decir no existe un ir y venir constante en las líneas de tiempo.
“El tiempo que te doy” es una serie pequeña, fruto de una idea creativa y generosa. Es cierto que no agrega demasiado a una historia demasiadas veces contadas, pero también lo es la fluidez con la que emprende su estructura episódica. Sus diez episodios de escasos minutos le han sentado de maravillas a un público contemporáneo cada vez más habituado a la inmediatez del mensaje. Su formato resulta bastante natural, ofreciendo en todo momento una narración bien organizada unas actuaciones con las que resulta fácil empatizar.
La miniserie, grabada en diferentes localizaciones de la Axarquía, se desenvuelve con elegancia y soltura, justificando a su paso el porqué es furor en las redes sociales y uno de los mayores éxitos de la plataforma.
Apartado técnico:
Título original: “El tiempo que te doy”. Año 2021.
Dirección: Nadia de Santiago (Creador), Inés Pintor Sierra (Creador), Pablo Santidrián (Creador), Inés Pintor Sierra, Pablo Santidrián
Guion: Inés Pintor Sierra, Pablo Santidrián, Nadia de Santiago. Fotografía: Alberto Pareja
Reparto principal: Nadia de Santiago, Álvaro Cervantes, Cala Zavaleta, Nico Romero, Carla Linares, Moussa Echarif, Prince Ezeayim, David Castillo, Julián Villagrán, Sara Vidorreta, Ramón Rados, Mariví Carrillo, Eva Almaya.
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