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DC Rebirth, o la vuelta atrás de los New 52

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DC Rebirth, o la vuelta atrás de los New 52

Mariano Sicart comenta sus impresiones sobre DC Universe: Rebirth, el reciente especial que marca el inicio de la reparación histórica de la Continuidad pre-Flashpoint.

Desde la fundamental ‘Crisis On Infinite Earths’ (1985), concebida para reordenar 50 años de historia editorial previa que derivaron en la creación del Multiverso, en adelante, la movida de las sagas anuales vinculadas a grandes eventos que prometen -falsamente- cambiar los entornos superheroicos, ha servido más desde el punto de vista del marketing editorial que a un nivel artístico. En este apartado, y centrándonos sólo en DC Comics, son contados con los dedos de la mano los arcos argumentales que revistieron verdadera importancia histórica, generando cambios profundos y duraderos. Acaso uno de los últimos haya sido ‘Flashpoint’ (2011), controvertida trama pergeñada con la intención de dar fin a la Continuidad iniciada tras Crisis y ‘Legends’ (1986), donde por el un viaje temporal del segundo Flash, se altera de una vez y ‘para siempre’ la realidad conocida, dando origen a la cancelación de la línea de títulos que el sello venía publicando, para habilitar el relanzamiento New 52’s.

A modo de ‘ensayo y error’, con el nefasto Dan Di Dio dirigiendo la batuta, se probaron conceptos y personajes bajo la caprichosa premisa de mantener siempre en las bateas 52 cómics mensuales. Como siempre, hubo de todo. Series muy logradas, otras que no alcanzaron a desarrollar todo su potencial por bajos índices de venta, y altas dosis de bodrios ilegibles. La idea de captar lectores nuevos sacándose de encima el lastre que representan décadas de historia previa y evolución, para volver a los héroes accesibles a las nuevas generaciones, pronto probó su ineficacia con la progresiva caída en los índices de venta. Oportunidad desaprovechada. Entonces, se intentó -tarde y mal- corregir sobre la marcha. Si se había alcanzado el techo de público nuevo, era tiempo de ir nuevamente por el viejo. Fue el momento de ‘Convergence’ (2015), tímida estrategia de ‘fan service’ destinada a rescatar algunas versiones pre-Flashpoint en nuevas colecciones, que pasaron a coexistir con las lanzadas desde 2011 a la actualidad.

Esa coexistencia tuvo lugar en el nuevo entorno, dando lugar a logradas premisas, como la de ‘Superman-Lois & Clark’, título escrito por Dan Jurgens -acaso el guionista más íntimamente ligado al personaje durante los noventa- y dibujado por el correcto Lee Weeks. El comic presenta a la familia integrada por Clark Kent, su mujer Lois Lane, y el pequeño hijo de ambos, Jonathan, conscientes de que habitan otro universo, con algunas constantes y otras variantes. Asumiendo un bajo perfil, con falsas identidades, se establecen en las afueras, lugar apropiado para la crianza del conflictivo niño –futuro Superboy-, mientras mamá aprovecha sus conocimientos para publicar desde el anonimato una serie de investigaciones periodísticas destinadas a exponer públicamente el accionar delictivo de Intergang, y papá evita tragedias naturales evadiendo los medios de comunicación, sin dejarse ver por la gente que rescata. La muerte del actual -e insulso- portador de la S, obviamente, cambiará ese delicado status quo.

Así llegamos al especial de 80 páginas titulado “DC Universe: Rebirth”, pergeñado por Geoff Johnns, un buen guionista al que la editorial ha otorgado demasiado poder en el último tiempo, dejándole hacer y deshacer a su antojo, con dibujos de Gary Frank, Ivan Reis, Ethan Van Sciver y Phil Jiménez. Quien conduce el relato es Wally West, el Flash de nuestra generación, a quién se exilió injustamente al olvido -léase Speed Force- cuando la moda ‘revival’ trajo de vuelta a su mentor, Barry Allen. Tratando de volver entre nosotros, y consciente del cambio operado a la Continuidad a la que pertenece, el velocista -curiosamente vestido con su traje de Kid Flash- trata de escapar apelando a la memoria de quienes cree, lograrán recordarlo y darle una mano frente al peligro que amenaza con destruir la realidad toda. El problema es que con cada intento de materializarse, es arrastrado más y más dentro de la fuerza de la velocidad. Si no consigue ser recordado, pronto se volverá uno con ella, perdiéndose en el proceso.

El recurso de la primera persona ayuda a situarnos en la trama, desde y a partir de la perspectiva de un personaje muy querido por los lectores de antaño. Esa es precisamente la movida emocional de la que se vale el escritor para introducirnos en una historia que no nos es para nada ajena, sino todo lo contrario. Reforzando esta idea, Wally menciona que lo que se ha perdido es el Legado, uno del que él es parte indisoluble, al igual que nosotros, que tuvimos que bancarnos un ‘borrón y cuenta nueva’ tan forzado como innecesario, que no llegó a durar ni cinco años. Pero a los superhéroes les fue peor, alguien les ha arrebatado una década de historia y, lejos de detenerse, va por más. West intenta primero con el mejor detective, pero Batman lo ignora, entonces va por otro caído en desgracia, el hoy anciano Johnny Thunder, algo enajenado mentalmente, que le cree, pero no lo ubica. Linda Park, el amor de su vida, tampoco parece registrarlo, para su pesar. Entonces va por su tío Barry Allen, quién en el último instante, lo recuerda.

Mientras tanto, la narración gana en simbolismos, referencias, y personajes de diferentes épocas y entornos. Justice Society Of America, Legión Of Super-Heroes -Saturn Girl mediante-, Ted Kord, Dr. Fate, etc. Dos cosas quedan claras para el lector curtido. Primera, ésta recuperación de la vieja Continuidad no va a ser gratuita; se vienen, además de viejos, nuevos personajes a futuro. Segunda, quienes pretendieron ver en aquella movida de ‘Before The Watchmen’, tan solo un homenaje a la gran obra de Alan Moore y Dave Gibbons; ahora verán cuán equivocados estaban. Los Vigilantes se suman de lleno al universo DC, como personajes de apoyo y/o villanos. ¿O me van a decir que la mano del Dr. Manhattan, al mejor estilo Krona, saboteando el  continuo espacio-tiempo, no está preanunciando al villano tras bambalinas? Vamos, que somos pocos, y nos conocemos mucho. Del mismo modo, los dos relojes continúan su marcha incesante. Será cuestión de esperar que se aquieten las olas y ver qué dejó la marea.

#Culturanerd - Periodismo de corte fantástico

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