Cómics
Luz de luna: Repaso de Luna Oscura y otros casos de Cecilia Guzmán
Repaso de ‘Luna Oscura y otros casos de Cecilia Guzmán’, de Cristian Blasco y Alfredo Retamar, editado por Viajero del Alba
Durante la primera mitad del año, el flamante sello cordobés Viajero del Alba, lanzó al circuito de comiquerías nacionales Luna Oscura y otros casos de Cecilia Guzmán, interesante libro de historietas enroladas en el género policial, que lleva las firmas de Cristian Blasco (Córdoba, 1991), en guiones, y Alfredo Retamar (Villaguay, 1983), en dibujos. La publicación forma parte de la ‘colección Story Maker’, cuenta con una doble portada del propio lapicista, consta de 76 páginas, B/N, y fue impresa en el ya clásico formato 24 x 17 cms. Complementa el volumen, a modo de material extra, una galería con diseños de personajes y otra de pin-ups, a cargo de Olimarville, Alesio Rossino, Anryel y Yami Galaxy.
VÁMONOS PA’ L SUR
Con una estructura compuesta por tres relatos de diversa extensión, la acción transcurre en el ficticio municipio de Alberdi, emplazado en territorio de la región patagónica, durante la época actual. Con una suerte de elenco protagónico coral, conformado por los/as integrantes de la recientemente formada ‘división de casos especiales’, la voz en off que sostiene cada historia no es otra que la del personaje central. Cecilia Guzmán es una mujer de mediana edad, madre soltera, con un oscuro pasado ligado a la actividad criminal, que recibe otra oportunidad en la vida a raíz de una sentencia judicial, cuando empieza a desempeñarse como asistente del fiscal Ambrosio, en investigaciones de alto perfil. La secundan la oficial de policía Gloria López, el hosco detective Martínez, y María Herrera, una joven y ambiciosa asistente.

‘Luna Oscura’, el más extenso de los arcos argumentales (28 páginas), gira en torno al asesinato de Matías del Piero, afamado director de cine a punto de rodar una gran producción local para una afamada plataforma de streaming. El hecho de haber recibido varias amenazas de muerte, semanas antes de la selección del cast para la película, dispara las alertas de todos a la hora de seguir pistas. Pese al infructuoso trabajo del grupo, la resolución de su deceso llegará de modo algo inesperado. O no. Sigue ‘Fe’, una trama algo más acotada (16 páginas), centrada en una seguidilla de ejecuciones, perpretada por un peligroso serial killer. Cuatro víctimas con poco en común, en el lapso de los últimos tres meses; muertes que podrían haber continuado, si el homicida no hubiera cometido un error al momento de elegir su más reciente víctima.
Cierra ‘12/12’ (20 páginas), historia que inicia con una visita de Guzmán al fiscal Ledesma en su oficina, con la petición de que abra, de oficio, una causa. El objetivo último es que la división evite un nuevo ataque de otro siniestro y metódico homicida. Uno que viene actuando en la ciudad por debajo del radar de las fuerzas del orden, desde hace ocho años, siempre sobre la misma fecha, el último mes del año, y en un mismo lugar, el puente Zanotto.
QUIEN MÁS, QUIEN MENOS
La experiencia de lectura de este trabajo no dista mucho de la que se obtiene mirando algún capítulo de las tantas series televisivas procedimentales norteamericanas que pueblan las grillas de programación de los servicios de cable y/o streaming (algunas de las cuales son mencionadas, con nombre propio, en ciertos tramos de la misma), salvando las distancias del componente local, obvio. Ello no es bueno o malo en sí mismo. Es distinto. Quiero decir, si lo consideramos a la par de historietas policiales producidas en la época industrial del mercado nacional. En tal sentido, dicha ‘innovación’ (por referirlo de alguna manera) constituye tanto la mayor fortaleza como la principal debilidad de este primer volumen.

¿Qué pretendo significar con esto? Estamos ante un cómic fresco, sumamente entretenido, bien escrito (hay buen desarrollo de personajes, sólida construcción del verosímil y argumentos accesibles) y correctamente dibujado (con Retamar en un nivel muy superior al mostrado en ‘Spectro S.A.’), cuyo potencial no llega a plasmarse del todo, en este mosaico de unitarios. Un ejemplo a modo de muestra: ninguno de los tres asesinos está perfilado de modo amenazante ante el lector, por el contrario, ellos solo aparecen sobre los respectivos finales, siempre sorprendidos por el hecho de haber sido descubiertos. Eso vuelve algo reiterativo el proceso deductivo, al margen de las herramientas narrativas que se utilicen para descifrar cada secuencia de muertes, volviendo a Guzmán casi infalible. En su accionar profesional, al menos.
Con el añadido de un rival a la altura de la protagonista, que represente un verdadero desafío para sus habilidades investigativas, algún caso que no pueda ser resuelto por complicaciones inesperadas, o aún, sumando una cuota extra de acción a las diversas tramas, la serie ganaría bastante. Y no mucho más para mejorar, a excepción de algunos diálogos puntuales, algo acartonados. Consideraciones, estas últimas, que no empañan para nada la agradable sorpresa que significó descubrir a este nuevo personaje, que me permito recomendar (gusten o no del policial) y sobre el que espero volver a leer nuevos casos, pronto.
Si te gusta lo que hacemos y nos querés ayudar a sostenerlo, podés aportar invitándonos un cafecito: click acá

