Murderville: todo lo que improvise será usado en su contra

El Detective Mayor Terry Seattle (Will Arnett) es el típico policía de comedia, heredero directo de Sledge Hammer (David Rasche) y Jake Peralta (Andy Samberg): torpe, pagado de sí mismo y con la innata capacidad de meterse en problemas… empezando por el hecho de que acaba de divorciarse de su jefa, la teniente Rhonda Jenkins (Haneefah Wood). Como muchos otros policías de ficción, está obsesionado con resolver un antiguo caso, el asesinato de su anterior compañera, representada en la serie por el retrato de una joven Jennifer Aniston en uniforme de policía.

El humor de Murderville se basa en el absurdo, desde las interacciones entre Seattle y su jefa hasta los intentos del detective de mejorar sus ingresos vendiendo una bebida energética en lo que no es otra cosa que un esquema piramidal. Pero lo realmente distinto en este programa es que en cada episodio a nuestro protagonista se le asigna un nuevo compañero, una estrella que es presentada con su nombre real y debe ayudarlo a resolver el caso de turno… con la particularidad de que este invitado no tiene guion. Deberá arreglárselas siguiendo las instrucciones a menudo contraproducentes de Seattle y no solo eso, al final del episodio tendrá que decidir cuál de los tres sospechosos es el culpable basándose en las pistas que se le fueron dando.

En esta primera temporada, los invitados son el presentador de televisión Conan O’Brien, el jugador de futbol profesional Marshawn Lynch, el comediante Kumail Nanjiani, las actrices Annie Murphy y Sharon Stone y el médico y actor Ken Jeong.

EL DIABLO ESTÁ EN LOS DETALLES

Dado el formato del programa, el peso de cada episodio descansa en gran medida sobre los hombros del invitado, la forma en que resuelve el juego de improvisación y la química que desarrolla con Arnett. En ese aspecto, los tres primeros capítulos son los mejores. Stone empieza algo rígida y se va aflojando a medida que avanza el episodio; a Murphy se la ve demasiado seria, casi incómoda la mayor parte del tiempo y en el otro extremo, Jeong a duras penas contiene la risa lo que le quita lucimiento al que debería ser el capítulo más importante: la resolución del crimen de la compañera de Seattle.

Los elementos del universo ficticio de la serie se van arrastrando a lo largo de la temporada, lo que le da un sentido de coherencia interna que ayuda a mantener el interés del espectador en la trama más allá de los episodios individuales.

Sin embargo, tras ver esta primera entrega, queda la sensación de que la serie tiene un potencial que no logra desarrollar del todo. Esto se hace más evidente porque se trata de una adaptación de la británica Murder in Successville (2015 – 2017) y desgraciadamente sale perdiendo en la comparación con la original. Es de esperar que haya más temporadas que le permitan mejorar, quizás mediante una más cuidada selección de invitados y algo de variedad en los juegos de improvisación (el truco de darle a la estrella invitada un auricular y que Arnett le diga lo que tiene que decir y hacer se vuelve repetitivo). Tengo muchas ganas de volver a encontrarme con el Inspector Seattle, pero no muchos comparten esa opinión. Netflix aún no se ha pronunciado, la crítica está bastante dividida y el público no siempre responde demasiado bien a este tipo de propuestas que rompen el molde de lo habitual, por lo que es pronto para aventurar pronósticos con respecto a su continuidad.

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