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The Umbrella Academy: Antes que llueva…
Diseccionamos una de las más recientes producciones originales de Netflix y te contamos por qué creemos que vale la pena verla.
Todos sabemos sobre el fin del romance entre Marvel y Netflix, pero eso no significa que la plataforma vaya a dejar de brindarnos adaptaciones de comics. Esta vez le toca el turno a una serie limitada que el sello Dark Horse inició en 2007, fruto de las plumas de Gerard Way (el cantante de My Chemical Romance) y el brasilero Gabriel Bá. Se compone de tres partes, la última de las cuales vio la luz a fines del año pasado y cuyos títulos son Apocalypse suite, Dallas y Hotel Oblivion.
LA LIGA DE LOS BEBÉS EXTRAORDINARIOS
El primero de octubre de 1989, cuarenta y tres mujeres de distintos puntos del planeta dieron a luz exactamente a la misma hora. Nada demasiado extraño, si no fuera porque ninguna de ellas estaba embarazada hasta un minuto antes de parir. Siete de los bebés nacidos en tales circunstancias fueron adoptados por Sir Reginald Hargreeves (Colm Feore), un excéntrico millonario y aventurero que los empleó para crear un grupo llamado la Academia Umbrella. Cada uno de estos niños demostró poseer habilidades especiales. Aunque su «padre» solo los llama por su número de orden, Grace (Jordan Claire Robbins) la «madre adoptiva» les dará un nombre y la gente los bautizará con un nom de guerre: Número Uno/Luther/Spaceboy (Tom Hopper), posee una fuerza asombrosa y es el líder del equipo; Número Dos/Diego/Kraken (David Castañeda), lanza objetos (mayormente, cuchillos) con puntería absoluta y es un hábil luchador; Número Tres/Allison/The Rumor (Emmy Raver-Lampman) puede convencer a cualquiera de que haga lo que ella desea simplemente iniciando un enunciado con la frase «oí el rumor…»; Número Cuatro/Klaus/The Séance (Robert Sheehan) se comunica con los muertos; Número Cinco/The Boy (Aidan Gallagher) es el más inteligente y puede desplazarse a voluntad por el espacio y el tiempo y Número Seis/Ben/The Horror (Justin H. Min) lleva dentro suyo una monstruosa criatura de corte lovecraftiano que puede liberar a voluntad. La última del grupo es Número Siete/Vanya/The White Violin (Ellen Page), y es la única que no presenta ningún superpoder.
Tras la muerte de Ben durante una misión y la misteriosa desaparición de Número Cinco, el grupo se desmantela y cada uno de sus miembros intenta tener una vida «normal». El último en abandonar la academia es Luther, que solo deja la casa cuando es enviado a la luna por su padre en una misión de vigilancia. Pero todos se reunirán nuevamente tras la muerte de Sir Reginald.
EL FIN DEL PUTO MUNDO
La reunión familiar en tan extrañas circunstancias desnuda tanto rivalidades como miserias privadas. Diego y Luther reavivan viejas antinomias, causadas principalmente por la distinta opinión que tienen sobre su padre, a quién Diego y la mayoría de sus hermanos consideran un déspota cuya incapacidad de mostrar afecto les arruinó la vida. Allison, convertida en una exitosa estrella de cine, sufre por un fracaso matrimonial que la aleja de su hija. Klaus ha encontrado en las drogas la única manera de acallar las voces de los muertos y es un adicto perdido. Vanya se siente doblemente excluida: por ser la única desprovista de poderes y por haber escrito un libro que exponía a su familia como espantosamente disfuncional, granjeándose el rencor de todos los demás. Para terminar de empeorar las cosas, Cinco regresa para contarles que ha estado en el futuro y no ha encontrado más que ruinas. Los hermanos tienen apenas unos días para superar sus diferencias, unirse, descubrir quién es el culpable del fin del mundo y preferentemente, evitarlo.
El argumento tiene sus puntos fuertes y sus puntos flojos. Para mí, una de las cosas más importantes en cualquier historia de superhéroes es el villano, y esa es justamente una de las falencias de esta serie. El villano no tiene una historia interesante y aunque intentan mantenerlo oculto para generar tensión, se lo ve venir de lejos. Quizás por eso, se agregan dos enemigos «de refuerzo» como parte de la historia de Cinco: Hazel (Cameron Britton) y Cha Cha (Mary J. Blige). Estos dos asesinos a sueldo, con sus trajes negros, sus máscaras infantiles y sus disparatados y muchas veces escalofriantes diálogos parecen salidos de Pulp Fiction (1994) y sus personalidades tienen las aristas de las que carece el antagonista principal, resultando incluso más atractivos que su jefa, The Handler (Kate Walsh).
LO MAS MEJOR Y LO MAS PEOR
Como pasa con otras adaptaciones de comics, el fuerte de The Umbrella Academy es el apartado visual. Hay escenas épicamente bizarras: Klaus y Diego acudiendo al rescate en un camión de helados mientras suena La cabalgata de las valkirias, de Wagner… interpretada con las campanitas clásicas de la música de heladeros. O Hazel y Cha Cha, drogados hasta las orejas por haber comido chocolates de cannabis, incendiando un laboratorio mientras bailan al ritmo de música latina. O la relación de Número Cinco y Dolores. Pura belleza.
El rendimiento actoral es, en líneas generales, muy bueno. Aidan Gallagher hace una enorme labor convenciéndonos de que es un cincuentón atrapado en el cuerpo de un niño, pero mi personaje favorito sin duda alguna es Klaus; quién mayormente actúa como alivio cómico, lo que no le impide protagonizar escenas de hondo dramatismo. Chapó por Boby Sheehan. En el otro extremo de la balanza está Ellen Page. Quizás me gusta tanto como actriz que esperaba más de ella, quizás simplemente le dieron un papel que no le queda bien, al que no logra acompañar en su evolución. Lo cierto es que no siento que esté a la altura y espero que mejore si la serie regresa con una nueva temporada. Punto aparte para la «actuación» de Pogo (voz de Adam Godley) y el encomillado se debe a que se trata de un chimpancé genéticamente modificado que es generado por CGI, así que hablar de actuación no es correcto, pero la exactitud con la que lo representan es asombrosa y colabora a la belleza visual de la que hablaba en el párrafo anterior.
Para cerra la nota, mi valoración general de la serie es muy buena. Me resultó interesante, entretenida y con algunas escenas que están visualmente a la altura de maravillas como Happy! (2017). La previsibilidad de lo que deberían ser giros argumentales sorprendentes le resta puntos y la subtrama en torno a La Comisión, aunque aporte dos grandes personajes, no termina de cuajar con la historia principal; pero esto puede deberse a que el guion mecha partes del segundo arco argumental del comic (Dallas) en la trama principal del primero (La Suite Apocalíptica). Sinceramente espero que haya una segunda entrega, creo que la serie tiene mucho potencial, aunque haya que pulir algunos detalles. Todavía no se ha confirmado nada, pero dados los buenos resultados que ha tenido me sorprendería que Netflix no la renueve.
