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Tabula Rasa: borrón y cuentas viejas
Entre tanto material hiperpromocionado, entre tanto tanque sobrevalorado, a veces Netflix se despacha con alguna joyita poco publicitada que, si no estás atento, te puede pasar desapercibida. Es el caso de este thriller psicológico de origen belga, pero si lees esta nota… entonces no te lo vas a querer perder.
Annemie D’Haeze (Veerle Baetens) se encuentra recluida en un hospital psiquiátrico por orden policial, siendo la principal sospechosa en la desaparición de Thomas De Geest (Jeroen Perceval). Su única esperanza de salir de allí es averiguar lo ocurrido, pero esto no será fácil, ya que sufre de amnesia retrógrada. Unos meses antes de ser ingresada en el hospital, Mie estuvo involucrada en un accidente de tránsito y a partir de entonces, cada cierto tiempo su memoria se «resetea» y olvida casi todo lo que ha ocurrido a partir del accidente.
Les dejo unos minutos para que hagan comentarios del tipo «Ah, pero eso es igual a Memento (2000)» ¿Ya está? Bueno, seguimos.
NO, NO ES MEMENTO
Aunque la comparación es ineludible, más allá de que el personaje encanado por Guy Pearce tiene una afección similar a la de Mie y que ambas historias son, en el fondo, policiales, Tabula Rasa transita caminos muy distintos a los de la película dirigida por Christopher Nolan.
Los nueve episodios de los que se compone esta miniserie son las nueve estaciones del viacrucis personal de su protagonista. Un viaje a través de los oscuros laberintos de su memoria, recuperando paso a paso el intricado hilo de Ariadna de sus recuerdos. Pero claro, a medida que Mie va reconstruyendo lo ocurrido tras el accidente, nuevas dudas y nuevos temores la acechan. Crece su desconfianza con respecto a todos los que la rodean, particularmente su familia. Esta desconfianza evolucionará ineludiblemente hacia la paranoia, y como el espectador no ve la historia sino a través de los ojos de su protagonista, ambas (desconfianza y paranoia) inevitablemente se le contagiarán.
La trama se desarrolla en dos líneas temporales: por un lado, lo ocurrido entre el accidente y la desaparición de Thom, que va surgiendo a través de los retazos de información que recupera Mie y por el otro, el presente en el que la mujer está internada en el psiquiátrico. Los lapsos de pérdida de memoria se representan visualmente de una manera impactante: una marea de arenas rojas que se apodera del entorno, arrasando con el presente. Pero los guionistas no pierden de vista que están contando una historia policial, así que las falsas pistas, los ambages y las sorpresas no escasean.
Las actuaciones están muy a la altura de las circunstancias, principalmente la de la protagonista principal, pero también la de los secundarios. Se roba los aplausos Vronsky (Peter Van den Begin), el pirómano con el que Mie traba amistad durante su internación, en parte patiño, en parte alivio cómico.
CONCLUSIÓN
Si bien no se trata de un desarrollo original de Netflix, es bueno ver que la plataforma apuesta por esta clase de producciones internacionales, poniendo a disposición de sus numerosos suscriptores algo más que superproducciones taquilleras. El lado malo es que, como ha pasado antes con otras miniseries, el éxito de Tabula Rasa probablemente la lleve a seguir el camino de The Sinner, The Killing o Secrets and Lies: una segunda y completamente innecesaria temporada. Sinceramente, espero que esto no ocurra.
