Las otras adaptaciones

Los vínculos históricos entre el mundo de las letras y el de las viñetas nunca fueron  pocos ni estuvieron exentos de tensión. Mucho se ha escrito al respecto de las diferentes formas de llevar adelante una adaptación literaria al campo de la historieta. Sus semejanzas con la literatura, el hecho de compartir el texto -guión, diálogos-, y sus diferencias, el aspecto visual -dibujo- que aquella no tiene, siempre van a coexistir generando conflicto, diferentes posturas a la hora de considerar las opciones. Factores tales como la extensión de la obra, o decidir qué segmentos sacar, cuáles otros dejar, los mecanismos internos de cohesión, la narrativa, cómo encarar el relato y de qué modo resolverlo, van a producir resultados distintos según el caso. De eso se trata, justamente, adaptar.

Ahora bien, en la historieta nacional podemos distinguir dos tendencias bien definidas con varios cultores a lo largo del tiempo. La más osada, por calificarla de alguna manera, es la opción que en diferentes épocas han transitado artistas como Alberto Breccia, adaptando trabajos de H.P. Lovecraft y Edgar Allan Poe, por mencionar algunos ejemplos. En esas historietas puede apreciarse la esencia de la obra literaria original, desde un enfoque distinto, el del comic, apostando el todo por el todo a la potencialidad que éste encierra. Y el resultado sorprende y distancia por igual. El otro camino, en el que el periodismo especializado suele encasillar a Horacio Lalia, es el de la fidelidad plena a la obra en cuestión, mediante una gran labor de contextualización y clima del relato, pero también del traslado de sendos bloques de texto originales.

Lo que se suele olvidar con respecto a la labor del dibujante oriundo de Ramos Mejía son las reinterpretaciones de autores clásicos del horror, la ciencia ficción y la fantasía, que ha realizado con guiones de Ricardo Ferrari. En esos trabajos, de los cuáles el público argentino había conocido sólo dos, hace ya diez años, gracias a la extinta Thalos Editorial: ‘La Guerra de los Mundos’ –H.G. Wells– y ‘Robur el conquistador-El diario de F’ –Julio Verne-, la dirección tomada es diametralmente opuesta a lo que suelen ser el resto de sus adaptaciones. El principal motivo de ello tiene que ver con que desde el guión, la apuesta pasa por retomar aquellos aspectos distintivos, reconocibles por el gran público, de la obra original, aplicándoles siempre una vuelta de tuerca para que el relato adquiera carácter de novedad. Ese riesgo saludable suele dar inesperados frutos.

De la ciencia a la ficción

Tras los dos prólogos de rigor, firmados por el amigo Ariel Avilez, la quinta entrega de la colección editorial ‘Maestros x Maestros’ -Más allá de los clásicos- presenta dos relatos de extensión breve, 45 y 48 páginas, estructurados en cuatro capítulos cada uno, libremente basados en dos obras clave del género de ciencia ficción y terror psicológico.

‘De la Tierra a la Luna’,  toma como referencia a la clásica novela publicada por Julio Verne en 1865, pero presenta lo que bien podría considerarse una narración simultánea a la ‘troncal’, con otros personajes, incluso. Ya desde el vamos puede observarse la primera diferencia significativa, implícita en el tono predominante; lejos del ánimo entre festivo y satírico original, al margen del costado científico, acá lo que se cuenta es una historia conspirativa, con fuertes dosis de intriga y drama.

La trama está estructurada como un extenso flashback centrado en los pormenores del lanzamiento del proyectil, en el marco de una declaración espontánea por la comisión de un delito ante un juez, donde las sorpresas se suceden una a otra. El agobiado ingeniero Michelson, constructor del cañón subterráneo, relata con nerviosismo y vehemencia al magistrado aquellos eventos, en los que tiene una notable participación su asistente, el misterioso señor Hoog. Thriller hecho y derecho, bien llevado desde el guión por Ferrari, encuentra en Lalia al socio perfecto para apuntalar desde los lápices -con su solvencia habitual-, un sólido relato. Sin prisa, pero sin pausa, ambos construyen un crescendo de suspenso que apuesta el todo por el todo a un último giro. Cuando llega el final, resulta tan impredecible como efectivo.

‘El otro Mr. Hyde’ bien podría definirse como una secuela de la novela fantástica ‘El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde’, escrita por Robert Louis Stevenson en 1886. De hecho, el relato no solo está ambientado en Gran Bretaña, sino que también se inicia ese mismo año, con el célebre abogado Gabriel John Utterson descubriendo el trastorno de personalidad que conduce al deceso de su amigo, el doctor Henry Jekyll. Desde ese inicio revelador, que introduce la idea de que los hechos narrados por el autor en verdad sucedieron, la acción se traslada hacia 2008, donde un joven médico descubre, por casualidad, la añeja fórmula capaz de alterar a las personas. Ese hallazgo científico y su posible utilización como arma en el mundo actual, serán explorados en un desarrollo no exento de dilemas éticos, con un gran final, que incluye cierto trasfondo psicológico.

El único punto criticable de las dos historias, hilando muy fino, son sus puntos en común, un protagonista casual llevado a ese rol por circunstancias que escapan a su control, y un enemigo que no es otro que el poder y la ambición de otros hombres, posicionados en altas esferas. Detalle al margen, lo cierto es que el oficio de los creadores vuelve a la publicación muy recomendable, tanto para el público que conozca aquellas obras literarias en las que se basa, como para el que no. Por lo demás, la edición flip constituye un lindo detalle. Para agregar a los dos tomos de Thalos en la biblioteca comiquera, mientras aguardamos nuevos-viejos clásicos de las letras, adaptados con su particular toque de estilo, por este gran equipo creativo.