Cómics
Tener todo y nada: El Superman de Alan Moore Parte 1
Manuel analiza las dos obras más importantes de Moore con el personaje. Esta primera parte está dedicada a “Para el Hombre que lo tiene todo” publicada en el Anual 11 de Superman de Septiembre de 1985.
A la hora de hablar de grandes autores de Superman, nombres como los de John Byrne, Dan Jurgens, Roger Stern, Marv Wolfman, incluso Mark Waid, deben venir a la mente de los lectores. Sin embargo el nombre de Alan Moore rara vez aparece en las primeras menciones de estos. No obstante sus dos trabajos con el personaje aparecen en todos los tops del hombre de acero. Esta extraña ironía presiento que va asociada a obras más conocidas del escritor, como Watchem o V for Vendetta, dónde el idealismo supérheroico, relacionado fuertemente con el Kryptoniano, es criticado o sencillamente brilla por su ausencia.
En esta nota de dos partes, analizaré las dos obras más importantes de Moore con el personaje, empezaré con, quizás, la más famosa de ambas, “Para el Hombre que lo tiene todo”, publicada en el Anual 11 de Superman de Septiembre de 1985.
Contexto de publicación
Entre 1980 y 1984, Alan Moore tuvo una presencia recurrente en la industria del cómic británico. En más de una ocasión trabajó con el artista Dave Gibbons, en un ambiente de trabajo agradable y de disfrute mutuo.
En 1982, Gibbons fue contratado por DC Cómics para la serie de Linterna Verde (Green Lantern). Moore fue contratado también por DC, al año siguiente, para La Cosa del Pantano (Swamp Thing), dónde empezó a ofrecer proyectos con distintos personajes menores de la editorial, hasta que logró que le aprobaran el embrión de lo que luego sería Watchmen. Mientras esto ocurría, el editor Julius Schwartz le pidió a Gibbons dibujar una historia de Superman, dándole el pie para elegir al escritor que quisiera, el artista eligió a Moore.
Argumento y análisis de la obra
La historia inicia con La Mujer Maravilla, Batman y Robin (Jason Todd) llegando a la Fortaleza de la Soledad para celebrar el cumpleaños de Superman. Al ingresar son sorprendidos por un Superman rígido, inmóvil, de mirada pérdida, y atrapado por una planta alienígena en el pecho. Dicha planta, llamada Piedad Negra, se adhiere a sus víctimas y les muestra el deseo más profundo de su corazón, logrando que las mismas no quieran quitarsela ya que ven una realidad en la cual son felices. Dicho vegetal fue traído por Mongul, quien decidió vengarse de su rival, mostrándole lo que más deseaba, una fantasía dónde sus sueños se hacen realidad.
Esta historia no está centrada en el Superman ultra poderoso sino en las debilidades del personaje, o más bien en su “Tragedia”; la planta le muestra su “vida perfecta”, un Krypton que nunca explotó y una vida pacífica y feliz. Esta ironía literaria, que rara vez se recuerda en el personaje, se centra en su incapacidad de vivir una vida normal ya que su naturaleza lo lleva a cumplir ciertas responsabilidades por el bien de la humanidad y la vida misma. En simples palabras, “La Tragedia de Superman” es tenerlo todo y a la vez nada. Superman debe enfrentar esta tragedia, y su posterior depresión por la fuerza, gracias a la planta de Mongul y los múltiples intentos de Batman por extraérsela. Poco a poco, su fantasía se va arruinando, ya sea por su senil padre, el ataque que sufre su prima Kara ante una ola de violencia y corrupción, y, obviamente, el enfrentar que lo que está pasando no es real.
Moore destaca a Superman por sobre el resto, no por su habilidad, o su sentido de la justicia, o bondad, sino por su fortaleza psicológica, por su esperanza por un mañana mejor.
La trama también se centra en conflictos familiares y políticos, algo que Moore también trabajaría años más tarde. En este caso son puestos para hacer alusión a elementos clásicos de la mitología de Superman y de Krypton. Como ejemplo tenemos que la esposa de Kal-El en la fantasía es Lyla Lerrol, un personaje que apareció en el número 141 de su primer volumen y que fue fundamental en una historia clásica del personaje y sus raíces kryptonianas.
Incluso el epílogo tiene referencias, dónde personajes clásicos como Hawkman y Adam Strange hacen cameos. Resulta impresionante la cantidad de contenido y referencias que esta obra tiene en tan corta cantidad de páginas.
Hablemos un poco del apartado artístico, que no se queda atrás con el guión. El cómic es visualmente atractivo, el cruce de hechos en las viñetas está bien distribuido, el arte es dinámico, las expresiones son retratadas de manera creíble y el dibujo arquitectónico de Krypton es impresionante. Destaco mucho la viñeta del grito de Superman, dónde se ve realmente el gran trabajo de Gibbons en su narrativa.
En conclusión, esta obra es imprescindible para todo fan del hombre de acero no sólo por su gran respeto hacia el personaje y su énfasis puesto en retratar el aspecto más humano del mismo, sino también porque es uno de los puntapiés para que Moore pueda escribir al poco tiempo, otra historia de Superman, la cual sería, irónicamente, la última historia del personaje.
