Cómics
Fotografiar el horror de la guerra
Reseña de “Guaraní” de Diego Agrimbau y Gabriel Ippóliti tomo editado por Hotel de las Ideas
Hablar de la Guerra de la Triple Alianza o la Guerra del Paraguay se convirtió en una obligación (como tantos hechos oscuros de nuestra historia) para borrar lo que la versión oficial nos dice y contar en verdad el exterminio que sufrió el pueblo paraguayo a manos de Brasil, Argentina y Uruguay. La dupla Agrimbau e Ippóliti, siguiendo los pasos que iniciaron en “Eden Hotel” al abarcar desde la ficción la presencia nazi en nuestro país, nos traen una mirada testigo de lo que fue la guerra, no para enseñar historia sino para mostrar el horror y el sufrimiento del pueblo que es arrastrado a un conflicto bélico.
La mayor virtud del siempre dinámico Agrimbau es la de tener algo que contar, no solo relatar lo crueldad de la guerra sino enfocarse en sus personajes y en relatar algo que se sustente por sí mismo, que tenga un buen desarrollo y no este supeditado a los hechos históricos, que estos sean el fondo pero no lo principal. De esta forma nos embarcamos en el viaje de un fotógrafo francés ajeno a esta guerra, que solo la ve como un obstáculo para lograr su objetivo: alcanzar la selva paraguaya para fotografíar a los pueblos guaraní para sus clientes europeos.
En todo momento el guionista muestra sus dotes para no despegarse nunca de sus objetivos, mientras narra la historia de su protagonista se la ingenia para ir contándonos con dinámica y sin salirse de su guion, sin necesidad de ser un panfleto informativo, algunas cuestiones puntuales de la guerra y darnos un pantallazo asertivo de lo que fue esta para el pueblo y para las personas afectadas. Teniendo en cuenta siempre, así como nos enseño hace muchos años Oesterheld, que no hay puramente malos y buenos, los bandos no son claros, no hay héroes y villanos tan claros, el conflicto y las ideas de romanticismos construidas a través de varios años no son tan así, cada personaje nuclea en si a cada héroe y villano, la guerra destapa las peores miserias del ser humano y en este relato se pueden ver muchas de ellas.
Hay un guion sólido, bien construido y desarrollado, que se refuerza por como aborda el hecho histórico al utilizarlo como un pasaje secundario de su historia, sin olvidarse lo que desea contar, abordándolo cuando es necesario y alejándose cuando tiene que hacerlo. Por si sola tampoco es una historia que destaque por su originalidad, aunque hay varios elementos que podrían hacerlo, y sobre el final no se esfuerce por desapegarse de lo que podríamos calificar como cliché, pero combinado con el fondo que le da, ahí sale a relucirse.
Si nos faltaba algo para que la patada en la cara fuera completa es el increíble arte de Ippóliti que no afloja ni un segundo la calidad para impregnar de realismo cada cuadro, desde los escenarios, pasando por la vestimenta y terminando por el diseño de los personajes, incluyendo las caras, los rostros, los sentimientos y la vida que le da a cada uno. Con una línea fina, delicada de dibujo que logra formas perfectas, armoniosas y que el color, gastado, sucios con machones logra ensuciar para ubicarnos en un vistazo en la época y le da un atractivo hermoso a cada página.
La narrativa visual toma el espíritu de su protagonista y parece que estamos viendo un álbum de fotos con secuencias muy pausadas, la elección casi única de un mismo plano, pocos cuadros por página y un ritmo cortado por hacer escenas breves, una maña que a veces se siente demasiado apresurada y que nos podemos anticiparnos cuando lo empezamos a notar.
“Guaraní” tiene dos elementos que la hacen sobresalir, primero el hecho histórico sin inundar al lector con datos históricos, lo incorpora bien a su historia, con el objetivo en claro de mostrar los horrores, pero también de contar su propia historia aparte e invitar al lector a leer sobre este hecho histórico. Segundo es la tremenda calidad de sus autores, que hacen sobresalir cualquier historia ordinaria. Una novela gráfica que aborda un tema histórico para no olvidar.
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