Cómics
Cómics de culto: Pesadillas
La primera colaboración entre Eduardo Mazzitelli y Enrique Alcatena, una de las duplas clave de nuestra historieta, puesta en retrospectiva por Mariano Sicart a 26 años de su publicación.
Se fuerza la máquina
Corría el año 1989 cuando Alfredo Scutti, hombre fuerte de la extinta Ediciones Récord, por entonces a cargo de la dirección editorial de ‘Skorpio: El mundo de la aventura’, propuso al guionista Eduardo Mazzitelli escribir algo para Quique Alcatena, quien acababa de terminar, con textos del gran Ricardo Barreiro, ‘La Fortaleza Móvil’ y ‘El Mundo Subterráneo’, en su regreso a ese sello tras casi cinco años en los que trabajó para Inglaterra, en la editorial Thompson, y en el medio local, para ‘Anteojito’, de Manuel García Ferré Ediciones. Maravillado ante el notable trazo del joven dibujante, Mazzitelli ideó ‘Pesadillas’, un breve trabajo, apenas cuatro capítulos de catorce paginas cada uno, publicado entre los números 161-163, que anticipaba varios tópicos a transitar posteriormente en reiteradas oportunidades durante su extensa producción conjunta. La miniserie fue recopilada en 1991 dentro del ‘Suplemento de Skorpio Nº 9’, siendo casi imposible de conseguir en la actualidad.
Sueño con serpientes
El interesante prólogo a la obra se titula ‘Las Pesadillas’, consta de seis breves y sustanciosos relatos literarios: El gran sacerdote, La Felicidad, Sueños insistentes, La Pesadilla más terrible, El Monstruo devorador y El Espanta-pesadillas, maravillosamente ilustrados por Alcatena a razón de uno por página, que poco o nada tienen que ver con la trama de la historieta en sí misma, mas allá de compartir el subgénero fantástico-épico de pertenencia. El trabajo de síntesis e interpretación de cada cuento realizado por el dibujante va de la mano con las interesantes vueltas de tuerca aplicadas sobre los diferentes y sorpresivos finales.
Noche sin sueños
La historia esta ambientada en un lejano imperio ficticio, donde el maquiavélico Rey Sulnashán gobierna con mano férrea a la población. Pese a la prosperidad que atraviesa su mandato, un padecimiento lo aqueja insistentemente, el hecho de no poder dormir tranquilo por las noches debido a reiterados malos sueños. Su descanso es motivo de preocupación para Sambra, una poderosa Maga que halló un precario método para aplacar esas terribles pesadillas, los Guardianes, feroces guerreros entrenados en diferentes formas de combate que intervienen convenientemente en las pesadillas del monarca, con la misión de vencer a los crueles enemigos que allí se le presentan.
Precisamente, tras la muerte del último de ellos, su majestad decide increpar de mala forma a la hechicera, argumentando que los custodios de su descanso acaban muriendo, obteniendo parcialmente el resultado prometido, en el mejor de los casos, cuando no deciden, lisa y llanamente, abandonar su tarea y huir. Ella es defendida por un grupo de peligrosas mujeres-soldado que, a punta de espada, logran evitar su encarcelamiento. Consciente de que es la última oportunidad que tiene para cumplir con lo prometido, y a sabiendas de que solo necesita dar con el Guardián adecuado, manda a reclutar a un mendigo que había visto por las calles y del que se cuenta una poco creíble historia.
Hormuz, fue un jefe de ejércitos que supo conocer numerosas victorias, pero cayó en desgracia cuando tras sucesivas derrotas a manos del enemigo en diferentes ciudades, su Soberano fue asesinado. A duras penas, sobrevivió, escapando de aquellas tierras para conocer el hambre y la miseria desde entonces. Luego de ser alimentado convenientemente, logra recuperar su forma física, completando el exigente entrenamiento requerido para el puesto ofrecido por Sambra. Ahora es el nuevo Guardián, quien cada noche debe poseer a la bella y enigmática esclava Aldama como forma de ingreso al salvaje mundo onírico que su nuevo Señor visita.
El primer reto del guerrero es asesinar al temible Pájaro de la vida y la muerte, responsable de haber devorado el alma de Sulnashán, que agoniza en su lecho mientras sueña. Obtiene la victoria, no sin cierta dificultad. Posteriormente, debe recolectar los ingredientes solicitados por su Concejo de Médicos, para eliminar la temible fiebre que el regente padece, cuyos efectos son cada vez peores. Luego de hacerlo, poniendo en juego su propia vida, descubre un costado del monarca que desconocía, cuando éste ordena acabar con todos los enfermos y menesterosos del reino por temor a que la fiebre padecida en la pesadilla, sea contagiada por alguno de ellos durante su vigilia.
La próxima encomienda sucede durante una terrible pesadilla, en la que el Rey ve cómo sus diferentes enemigos llegan desde los cuatro puntos cardinales para conquistar, una a una, sus ciudades, siendo él encarcelado. El astuto Kalfú, amo de los juegos, fue venciendo a cada uno de los participantes de la toma en diferentes contiendas de azar, obteniendo para sí la totalidad del reino. Hormuz lo desafía, para ganarle con una atrevida movida, recuperando todas las ciudades y consiguiendo la liberación del depuesto Mandamás, que se encuentra cada vez más complacido con él.
Poco a poco, el custodio comienza a notar las señales de que algo va mal, siente el desprecio de quienes lo rodean por su labor, observa las muestras de crueldad inusitadas del portador de la Corona para con sus siervos, además de una excesiva gratitud de éste hacia su persona que esconde un temor a futuro. En el último acto, son las almas de quienes encontraron la muerte por su mano las que se presentan ante el Rey, queriendo cobrarse venganza. Entonces decide enfrentarlo, observando por fin, su demoníaca apariencia. Luego de darle muerte, le quita su corazón, que es utilizado por Sambra en su forma onírica para elaborar un brebaje que al ingerir, convierte al Guardián en el amo de los sueños de Sulnashán, quien dormirá eternamente, acechado por pesadillas. La bruja se convierte en Soberana del feudo, y Hormuz decide partir. Aldama lo acompaña.
Bienvenidos al tren
Para el momento en que salió publicada, ‘Pesadillas’ fue una miniserie más dentro de las tantas que Skorpio presentaba a los lectores. Una fábula menor, bien trabajada desde el aspecto textual y gráfico, de extensión acotada, que resuelve convenientemente sobre el final todas las participaciones previas de los personajes, dando coherencia a ese efectivo cierre. Están presentes, en forma sutil, temáticas recurrentes en los trabajos de la dupla, como el ejercicio del poder, la voluntad de superación, o las muchas formas que adopta el amor entre las personas. El dibujo de Alcatena ya posee ese rasgo imaginativo tan característico, que asombra desde la misma puesta en página, obligando a más de un repaso visual para abarcar la magnificencia de cada una de las criaturas y paisajes que va desplegando en las sucesivas viñetas. Y todavía estaba lejos de alcanzar su máximo esplendor.
El enorme valor simbólico que posee este trabajo –que demanda una reedición a gritos-, radica en que su concreción demandó, por primera vez, los talentos de dos grandes creadores de nuestra historieta. La comunión lograda permitió que, de allí en más, fueran entregando una obra mejor que otra, si es que eso es posible. El todo, superando a las partes que lo componen. Uno de los tantos legados de Skorpio. Dos nombres que hablan por sí solos, pero se potencian al juntarse, Eduardo Mazzitelli y Enrique Alcatena. Un tandem que es sinónimo de aventura. Aquí, allá, y en todas partes.
